Creía haberlo visto
todo pero no. A pesar de la suciedad, el descontrol y las diferencias de
parecer que se ha encontrado Alberto Chicote a lo largo de los
programas, en el restaurante “La Masía” se enfrenta al más difícil
todavía: la cocina más grasienta y descuidada que ha visto hasta el
momento.. Este lunes, en Pesadilla en la cocina el periodista Jordi Évole acude como comensal en uno de los días más importantes del restaurante.
El programa acudio al rescate de un restaurante con el
asador de pollos más terrorífico y sucio de la historia del programa.
Además, la imposible relación entre dos de sus pilares fundamentales, un
padre y una hija, y una situación económica insostenible hacen de La
Masía un restaurante al borde del fracaso, a pesar de sus enormes
posibilidades.
Enclavada en un
encantador pueblo de Tarragona y en un atractivo edificio histórico del
siglo XVIII, “La Masía” es un restaurante familiar abierto hace poco más
de 3 años por Pep, que ejerce de cocinero y su hija Judith, que trabaja
como responsable y encargada del local. Dos personalidades
completamente contrapuestas que viven el día a día con auténtica
angustia y que apenas pueden convivir sin desacreditarse y gritar a cada
momento. Ella es meticulosa, ordenada y limpia. Él es todo lo
contrario, descuidado, sucio y con un aspecto muy poco profesional.
Además, cuentan con la desinteresada ayuda de la hermana de Judith y de
su madre, que a pesar de estar ya divorciada de Pep acude diariamente al
restaurante para echar una mano.
Un padre sin rumbo y una hija desorientada
Por fuera “La Masía”
es un lugar hermoso y bucólico. Pero dentro es el infierno: suciedad,
desorden, manchas y el asador de pollos más grasiento y sobrecogedor de
cuantos haya visto Chicote. Además, el enfrentamiento padre-hija, la
mala conservación de los alimentos y una falta de previsión alarmante
hacen que el restaurante no se sostenga. Alberto Chicote quiere
encontrar la raíz del problema pero no le resultará sencillo.
Aparentemente, la razón de todos los males se centra en la cocina, reino
de un desastroso Pep. Culpa suya son las lamentables condiciones de
higiene del local, la enorme capa de grasa del asador de pollos y la
desidia en la elaboración de los platos. En la cocina parece un hombre
dormido, anulado, sin capacidad de reacción. No imprime a su menú ningún
tipo de cariño y además de tenerlo todo desordenado, fuma mientras
cocina, no atiende a las órdenes de su hija y ha perdido toda la
ilusión. Esto provoca la continua desmotivación de Judith, que está
viendo cómo su sueño se rompe en pedazos.
Sin embargo, el chef
Chicote descubrirá que el único responsable del descalabro de “La Masía”
no es sólo de Pep. Las condiciones higiénicas del restaurante no tienen
excusa, pero Judith también tiene algo que ver en el mal funcionamiento
del local. A pesar de su carácter minucioso y ordenado, Judith no es
capaz de controlar las compras de producto, organizar las provisiones y
hacer los pedidos de forma razonada. De este modo, casi nunca tienen los
platos de la carta y la clientela sale insatisfecha porque la cocina
tradicional catalana que supuestamente se encuentra en “La Masía” no es
tal. Alberto Chicote tiene una dura tarea por delante si quiere hacer
del restaurante un lugar con encanto que combine tradición, gastronomía
de calidad y belleza.
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