El vino es una bebida fermentada que se obtiene del mosto de la uva. Es una de las bebidas alcohólicas más consumidas en todo el mundo, hasta tal punto que aproximadamente el 70 por ciento de todas las uvas recolectadas a nivel mundial se utilizan para la elaboración de vino. El cultivo de la uva ocupa un 0,5 por ciento de la superficie mundial cultivable y la mayor parte de la misma se concentra en torno al clima meditarráneo.
El resultado final del producto depende de muchos factores, el tipo de uva, el clima, la altitud, la latitud, las horas de luz,
etc. Esto explica las numerosas variedades de vinos que existen, cada
una de ellas con sus características propias de color, aroma, sabor,
textura y graduación.
La producción vitivinícola está concentrada en ciertas latitudes geográficas y se asocia con las isotermas climáticas anuales que aseguran temperaturas de entre 10 y 20 grados centígrados.
Además de en climas mediterráneos la uva puede también medrar en zonas
subtropicales siempre que se pode la vid constantemente.
Fue en el neolítico
donde se produjo vino por primera vez, concrétamente en la regiones que
hoy son ocupadas por Georgia, Armenia e Irán de donde se extendió a
occidente llegando a Grecia y a Egipto. Más tarde fue adoptado por la cultura romana como bebida alcohólica por excelencia.
Durante su historia el vino ha sido una bebida alcohólica muy bien considerada que ha formado parte de los principales acontecimientos históricos y privados.
Curiosamente, el cultivo de la uva vivió su mayor desarrollo de la mano del cristianismo
ya que este caldo era necesario para la celebración de la misa. Hasta
tal punto que fueron los monasterios los precursores de la viticultura.
Actualmente existen unas cinco mil variedades de Vitis vinifera.
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