Alberto Chicote y Pesadilla en la cocina viajan a orillas del
Mediterráneo para tratar de salvar la compleja situación del ANOU, el
lunes en laSexta. Este restaurante valenciano de “originalísima cocina”
hace aguas por todos los costados. Su cocinera ha desarrollado la
“cocina de intuición”, un concepto propio que ella considera novedoso y
revolucionario. Tanto que nadie consigue explicarlo ni comprenderlo.
Ignorado por la crítica y abandonado por el público, el ANOU se enfrenta
a sus días más difíciles, debido a la monstruosa deuda que arrastra y
que puede llevarse por delante no sólo a sus creadores sino también a la
familia. El restaurante ha decidido ponerse en manos de Pesadilla en la cocina para intentar encontrar el problema de su fracaso y conseguir levantar el negocio.
El ANOU nació hace un par de años de la mano de Teresa, una diseñadora
industrial reconvertida en chef y su pareja, un ingeniero informático
que hoy ejerce de jefe de sala. Pero lo que comenzó como una aventura
acabó por convertirse en un enorme problema. Con la esperanza de
expresarse a través de una cocina diferente e innovadora y de ofrecer
una propuesta culinaria única, Teresa creó un concepto propio: la cocina
de intuición. Cocina basada en llamar “coca” a un sinfín de platos que
nada tienen que ver con la tradicional coca valenciana cuyo único
elemento común es llevar una masa de harina o pan en algún lugar de la
receta. Está convencida de ser una gran chef, de que Alberto Chicote va a
adorar su cocina y de que a su restaurante sólo le falta algo de
publicidad para que la gente entre por primera vez. Lo que no consigue
aceptar es que nadie comprende su cocina y que la mayoría de los
clientes que van al restaurante cuestionan su oferta y no regresan.
Pero la
carta no es lo único complejo del restaurante. El ANOU se sostiene sobre
una sociedad a tres bandas en la que la tercera socia, madre de Teresa,
siente que ha sido apartada de la toma de decisiones a pesar de haber
puesto su casa como aval del restaurante. Además, ejerce de crítica
implacable con el trabajo de su hija, algo que Teresa no puede soportar.
En el restaurante se acumulan los problemas, pero ninguno tan grande
como el carácter de Teresa, una cocinera incapaz de aceptar que su plato
estrella, “su” coca, y el resto de su comida han fracasado.
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