En la última década se ha registrado un aumento de alergias
alimentarias “graves” en los adolescentes, especialmente por las frutas,
según ha asegurado a Europa Press el presidente de la Sociedad Española
de Alergología e Inmunología Clínica, José María Olaguibel.
“En los últimos cinco o diez años se ha producido un incremento de
las alergias graves en adultos jóvenes que, de repente, han comenzado a
tener crisis graves sufriendo anafilaxia y necesitando hospitalización.
Esto se debe a que hay alergenos muy potentes, especialmente presentes
en las frutas, que se potencian aún más en los procesos de maduración
industrial provocando que aumenten el número de casos de alergia”, ha
comentado Olaguibel.
Ahora bien, según ha reconocido, a pesar de que el número de
consultas por estas alergias están aumentando todavía no existen datos
“precisos” que confirmen esta hipótesis. No obstante, ha asegurado que,
al contrario que la rinitis alérgica, la alergia a los alimentos suele
desaparecer con el paso de los años. Por ello, el presidente de la SEAIC ha recomendado a todas las
personas alérgicas que acudan a centros especializados para que les
realicen un diagnóstico “específico” –molecular– para conocer el
pronóstico personalizado y si tienen posibilidades de padecer algún
episodio grave.
Muchos pacientes que tienen alergia a alimentos también padecen la
padecen a otros alergenos, como el polen. En este sentido, el doctor ha
advertido que los pacientes y, especialmente, los médicos de Atención
Primaria no suelen conocer cuáles son los síntomas específicos de la
rinitis alérgica por lo que lo suelen confundir con un resfriado, según
este experto.
El principal problema que existe es que la aparición de este tipo de
alergia se suele asociar a los meses primaverales, desconociendo así que
a mediados del mes de enero y de febrero algunos árboles, especialmente
los cipreses, comienzan a polinizar provocando la aparición de rinitis
alérgicas que producen, a simple vista, síntomas parecidos a los de un
mero resfriado.
Sin embargo, según ha explicado Olaguibel, existen claras diferencias
que distinguen un constipado de un episodio alergénico. “La alergia no
produce fiebre, el picor de nariz y el estornudo son más intensos y, en
el caso del polen, hay una mayor afectación en los ojos. Además, en los
catarros predomina la congestión y la mucosidad espesa, mientras que en
el caso de la alergia el moco es más acuoso”, ha explicado el experto.
En este sentido, la Sociedad Española de Inmunología Clínica y
Alergia Pediátrica (SEICAP) ha alertado también sobre este hecho,
asegurando que, como consecuencia de ello, la mayor parte de los niños
con rinitis alérgica no están tratados.
De hecho, actualmente, entre el 15 y el 25 por ciento de los
españoles sufren algún tipo de alergia y, concretamente, el 9 por ciento
de los niños menores de 5 años la padecen, dato que se eleva hasta
entre el 20 por ciento y el 30 por ciento de los que tienen entre 13 y
15 años. Las zonas más afectadas son el centro y el sur de la Península,
siendo el norte donde menos casos se producen.
“Entre los profesionales sanitarios la información sobre estas
alergias es muy escasa”, ha avisado Olaguibel. En este sentido, el
miembro del grupo de trabajo de Alergia Respiratoria de SEICAP, Jesús
Garde, ha informado de que el periodo máximo de catarro es de “15 días”,
por lo que si dura más de cuatro semanas es cuando existe una rinitis
alérgica.
Por todo ello, el presidente de la SEAIC ha abogado por introducir en
las facultades de Medicina una asignatura concreta sobre las alergias
con el fin de aumentar los conocimientos y, por tanto, mejorar la
prevención y el diagnóstico. No obstante, ha informado de que ya están
en contacto con algunas universidades para introducir en las aulas este
temario.
En relación a los diferentes tratamientos, Olaguibel ha señalado que
existen dos tipos: los sintomáticos y las vacunas. El primero de ellos
se basa en el suministro de antihistamínicos que, aunque no modifican el
proceso, consiguen paliar los síntomas. Además, según ha asegurado,
estos tratamientos son cada vez “más eficaces” y producen “menos”
efectos secundarios.
Sin embargo, en los casos en los que hay un nivel de afectación más
grave es necesario la vacunación. “El problema de la rinitis alérgica es
que dura tres meses y afecta a toda la vida diaria del paciente,
provocando una pérdida de la capacidad de concentración y un descenso en
la productividad laboral o escolar. En estos casos es en los que son
necesarios realizar tratamientos más intensos con productos biológicos o
vacunas antialérgicas”, ha zanjado.
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