domingo, 10 de marzo de 2013

Pescados pero cuidado por que no son lo que parecen

¿Una deliciosa tajada de atún rojo atractivamente cubierta de wasabi y salsa de soja? Cuidado, podría no ser lo que parece, incluso podría no ser ni siquiera atún. Lamentablemente, el problema de ADN diferente al que figura en los etiquetados no se limita a la carne de vacuno y caballo, sino que se extiende también al pescado.

Oceana, la mayor organización de conservación de los océanos acaba de difundir un informe realizado por sus colegas en Estados Unidos en el que se revela un fraude que abarca todo el país. En una de las mayores investigaciones realizadas hasta el momento sobre el fraude en el pescado, los tests de ADN han confirmado que el 33% de 1.215 muestras de pescado recogidas por esta organización sin ánimo de lucro en 674 comercios estadounidenses estaban mal etiquetadas, llegando al 52% en el caso de California.

La doctora Kimberly Warner, autora del informe y científica de Oceana, describe así los resultados: “Algunos de los sustitutos que hemos encontrado son alarmantes. Aparte de engañar a los consumidores, a muchos se les niega el derecho a elegir en conciencia el pescado según sus inquietudes en materia de salud o medio ambiente”.

Aunque Oceana reconoce que en lo relativo al mercado europeo no existe un informe de la misma magnitud, en un reciente artículo publicado por la filial española y firmado por Angela Pauly, la organización de conservación de los océanos afirma que ya ha habido pruebas en diversos países europeos que sugieren problemas en el etiquetado de los pescados. 

En 2011, un estudio publicado por The Fish Site reveló que en Irlanda el 28% de los productos supuestamente de bacalao estaba mal etiquetado y provenía de variedades de bacalao menos sostenibles o de especies más baratas, como bacaladilla, abadejo y carbonero.  En países mediterráneos, como España, Italia o Malta, cuando el cliente pide pez espada (“emperador”) puede que reciba tintorera, similar en gusto y en apariencia, pero más barato y considerada en riesgo de extinción.

Oceana es consciente de que queda mucho que hacer para asegurarse de que la comida que compramos sea la misma que fugura en los etiquetados o en los carteles del vendedor, llamando a una concienciación pública. Desde que saltó la noticia del escándalo de la carne de caballo, afirman, se ha convertido en un problema que la UE no puede ignorar y esperan que sus colegas de Estados Unidos conviertan el fraude generalizado del pescado en algo que el gobierno de este país tampoco pueda ignorar.

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