La distribución de la alimentación cotidiana en cinco comidas al día,
el desayuno, la comida, la cena y dos pequeñas colaciones —la media mañana y la merienda— puede contribuir al mantenimiento de una dieta diaria
saludable y equilibrada, ayudando a mantener estables los niveles de
glucosa en sangre a lo largo del día y proporcionando los niveles de
energía y nutrientes necesarios.
Es muy importante seguir esta pauta de ingestas de manera adecuada y
con una correcta distribución de la energía, ya que de esta forma se
proporcionan energía y nutrientes con mayor frecuencia, evitando el
gasto de las reservas energéticas del organismo, además de mantener los
niveles de glucemia sanguíneos estables, con lo que se evita la
aparición de cansancio físico y mental, afirma el doctor Carlos de Arpe
Muñoz, profesor de la Diplomatura en Nutrición Humana y Dietética de la
Universidad Complutense de Madrid, miembro de la Junta Directiva y el
Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la
Alimentación (SEDCA).
En definitiva, los niveles estables de glucosa en sangre retrasan la
aparición de hambre, se produce bienestar, mejora el rendimiento físico e
intelectual y existe un menor riesgo de padecer sobrepeso, siempre y
cuando el aporte energético del total de ingestas sea adecuado a las
características individuales.
Además, al ingerir menor cantidad de alimento, de manera más
frecuente, las digestiones son más sencillas. Por el contrario, si no se
realiza alguna de las comidas, se llega a la siguiente toma con hambre y
ansiedad, lo que promueve que se coma más rápido y más cantidad. La
ansiedad provoca una mayor apetencia por alimentos ricos en grasas y
azúcares, lo que unido a la falta de tiempo para la preparación de
alimentos que suele darse cada vez más, hace que se corra el riesgo de
elegir los alimentos menos adecuados, por lo que la dieta pierde
calidad.
La media mañana y la merienda
La ingesta de la media mañana y la merienda debe contener variedad de
alimentos, de modo que aporten diversos nutrientes. Al menos en una de
las colaciones, por ejemplo la media mañana, se recomienda incluir un
bocadillo a base de alimentos ricos en proteínas y bajos en grasa, como
los productos cárnicos magros —jamón serrano, jamón cocido o lomo
embuchado—, el queso desnatado o el atún al natural, junto con una
ración de fruta.
Teniendo en cuenta la elección para media mañana, para la merienda se
pueden escoger otras combinaciones de alimentos como un yogur con
cereales no azucarados y una ración de fruta, o un vaso de leche y una
tostada con aceite de oliva.
Además, se debe aportar líquido, preferentemente agua. En ocasiones
pueden incluirse zumos de frutas naturales, que deben anteponerse a los
refrescos y bebidas azucaradas o carbonatadas, pero no al consumo de
fruta fresca, la cual siempre tendrá prioridad en las colaciones.
Por otro lado se debe moderar el consumo de bollería industrial,
snacks, golosinas, etc., ya que estos alimentos aportan energía a base
de grasas saturadas y azúcar, lo que favorece el aumento del peso
corporal.
Y para concluir desde Chef Saludable, lo que le vaya bien a una persona no quiere decir que le vaya a ir bien a todos los demás ya que el cuerpo de cada persona es un mundo diferente.
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