Los alimentos de temporada, incorporados regularmente en la dieta
diaria, garantizan que nuestro organismo recibe los saludables
componentes que aportan unos productos que se encuentran en sus mejores
condiciones de frescura y adecuación a la época del año, además de
contribuir al mantenimiento de una agricultura sostenible y a la
protección del medio ambiente.
En la época veraniega, desde el mes de mayo y casi hasta octubre, los melones y sandías,
frescos, ligeros y saludables, se convierten en uno de los mejores
recursos para el menú del día a día, ya sea como postre o como
ingredientes para elaborar con ellos diferentes recetas, zumos o
sorbetes.
De mayo a octubre. El melón y la sandía deben tomarse en su época (entre finales de mayo y primeros de octubre). Siempre tendrán más calidad que los productos de invernadero, generalmente importados de América y África, que podemos encontrar el resto del año.
En la cima del montón. Los ejemplares que en la frutería están arriba del todo sufren menos golpes y suelen estar en mejores condiciones.
Duros al tacto. La falta de firmeza indica que están pasados.
Sin grietas. Descartar los que tengan defectos, pero sin obsesionarse. Una manchita más clara no es mal síntoma: el fruto puede estar maduro pero esa es la zona que reposaba sobre la tierra durante el cultivo.
El toquecito y la compresión. La sandía se golpea levemente y si está en su punto sonará a hueco. El melón se aprieta por sus extremos: si está en su punto la base cederá ligeramente y el otro extremo (el pedúnculo) se abombará un poco.
Aroma de fruta madura. La zona del pedúnculo debe oler a fresco.
Color moderado. Los melones de color verde intenso aún no están en su punto, aunque en la sandía hay más matices.
Comprados en piezas. La ventaja es que a simple vista se verá si están maduros. El inconveniente es que se pierde frescura respecto a un melón o una sandía recién cortados.
Cortar y conservar. En el melón hay que eliminar los dos extremos (en la sandía no hace falta) y apartar las semillas. Lo que sobre se guarda en la zona menos fría de la nevera, bien tapado para que no coja olores.
Y si a pesar de todo nos equivocamos. Comprar un melón o una sandía que aún no han madurado no es el fin del mundo. Lo importante es darse cuenta antes de abrirlos. Se pueden hacer madurar en casa guardándolos en una habitación seca y fresca.
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